miércoles, 10 de junio de 2009

El declive de la democracia

Es triste ver en que ha degenerado la democracia. Una idea buena al principio, que daba el control a las masas para poder elegir (y castigar) a sus representante, se ha convertido en una autencica bazofia, al menos aqui, en españa (que es de donde puedo opinar). La era de las ideas para mejorar el pais, los proyectos, los ideales... ya acabó, para dar paso a la era de la confrontación, el desprecio hacia los otros partidos, el miedo a que gobierne el "otro", ya que, puede que nosotros seamos malos gobernantes, y estemos llevando a la ruia al pais, tanto económica como socialmente, pero los "otros" son mucho peores.

- "Votadnos a nosotros", dicen las florecillas, "Votadnos a nosotros, que los pajaritos son todos unos corruptos. Y nos llevarán a la desesperación, al despido libre y al fin de la libertad social"... Y mientras tanto, la vieja rosa sureña da millones de euros a su pequeño retoño, y la excelentísima amapola presidente retoca nuevamente la educación, en un paso más para la partición de la sociedad en dos clases sociales.

- "Votadnos a nosotros", dicen los pajarito, "Votadnos a nosotros, que son las florecillas los que nos llevan a la ruina económica, y mientras tanto, la apoltronada amapola presidente malgasta el dinero viajando en aviones supersónicos" Cuando es el modelo económico creado durante el mandato del viejo cuervo gris el que nos está llevando a la perdición, y la pequeña gaviota moteada, ahora líder de los pajaritos, viajó hace algunos años en el mismo avión supersónico

La política a muerto. El parlamento se ha convertido en un enorme escenario de televisión, donde los tertulianos se hechan los trapos sucios los unos a los otros, y lo que menos importa es el estado de nuestra nacion. Y, mientras tanto, las grandes masas permanecen quietas, mansas, ante esta esperpéntica representación, incapaces de ver la realidad con sus ojos. Ya se han encargado los pajaritos y las florecillas de vendarles los ojos, de amansarlos, mediante sus lacayos, la resplandeciente televisión y los viejos periódicos. Y así, el tranquilo rebaño sigue sin ser capaz de ver la realidad con sus propios ojos, siguiendo a las florecillas, o a los pajaritos, a través de los escarpados acantilados, dando saltitos de alegría. Y, una vez se precipitan hacia el vacío, cuando su muerte ya es una certeza, maldicen a los pajarito (o a las florecillas) por haberles empujado o, lo que es peor, por haer construido ese acantilado hace años, solo para reirse de su caida.

Es por esta razon por la que dejé de ser demócrata.

Estracto del diario de Igor J. Malatian

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